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domingo, 14 de enero de 2024

EL MUNDO MÁGICO DE LOS CUENTOS CON VALORES, DE LILIANA GARCÍA QUIÑONEZ


 



EL MUNDO MÁGICO DE LOS CUENTOS CON VALORES,

DE LILIANA GARCÍA QUIÑONEZ

 

¿Cuentos infantiles con valores? Sí. ¿No sería una redundancia? Todos los cuentos tienen valores, todos, y los infantiles con mayor razón. Pero hay tendencias. Unos ponen el énfasis en la diversión, otros en la enseñanza, en la fantasía, en la educación, en las travesuras, etc. Se argumenta que los cuentos que ponen énfasis en la función educativa suelen quedar circunscritos al mundo de la escuela, y que más allá de esos límites, no llega. A veces sucede así. Pero yo creo que todo depende de cómo el autor amase su pan, cómo aderece su obra, con qué ingenio y gracia dote a su texto del poder de persuasión, con qué amor y real dedicación elabora para llegar a tocar el corazón del lector. “El arte es un arma de doble filo”, decía el escritor peruano Jorge Díaz Herrera, “puede ser usado para el bien, como para el mal”. Creo que no le falta razón. A través de la historia se ha visto cientos de casos. Pero también es cierto que desde épocas antiguas han perdurado obras que tienen gran valor educativo. Un ejemplo son las fábulas: Esopo, Iriarte, La Fontaine, etc., nos han legado hermosos textos que a la vez que nos entretienen nos enseñan. Y muchas personas adquieren esos textos para apoyarse en ellas para realizar la función educativa en sus descendientes. Otro ejemplo son los cuentos ejemplares, como el que escribe Don Juan Manuel en su obra El Conde Lucanor, que busca ser modelo para que otros aprendan de lo que se cuenta ahí. También está el Panchatrantra, una colección famosa de fábulas de la India antigua que alecciona con su arte. Y así hay tantos ejemplos de textos con valores. Bueno, hago este preámbulo antes de entrar a comentar el libro de la escritora huaralina, Liliana García Quiñonez, El mundo mágico de los cuentos con valores. Cuentos cuyo afán por enseñar y transmitir valores de amor, solidaridad, trabajo, honestidad, empatía, etc., están en los diez cuentos que conforman el libro. Son cuentos ambientados en el campo, en la ciudad, en un reino, en una isla, en un colegio; cuentos cuyos personajes son diversos: peluches, ovejas, niños, ancianos, un rey, un poni, unas vacas. De todo se vale la escritora para enseñar, ese es su fin, sabe que sus lectores son los niños y busca dotarlos de esos valores tan importantes en nuestro medio social, tan carentes en nuestras sociedades modernas donde pulula un egoísmo extremo, una competencia rapaz. “Los escritores modernos están repitiendo lo que otros ya han dicho”, le decían en tono de queja al escritor portugués José Saramago. “Cierto”, respondía Saramago, ganador del nobel de literatura, “pero es porque los gobernantes de ahora están cometiendo los mismos errores que los gobernantes del pasado”. Una mirada rápida al presente nos hará estar de acuerdo con él. El mundo mágico de los cuentos con valores busca apostar por los infantes, enseñarles con entretenimiento, pues ellos heredarán el mundo que les dejamos.

 

La muñeca de Anita es el primer cuento.

“¿Por qué estas triste, Anita?”

“En seis días es mi cumpleaños y nadie me ha preguntado que me gustaría tener de regalo”, fue la respuesta de la niña a su hermano. Este la consoló porque sus padres apenas tenían dinero para comprar libros. Lo que hace el niño es hacer una muñeca de paja y regalársela a su hermana. Ella se alegra por la muñeca que tiene dos botones de camisa como ojos y su cabello de lana de color amarillo. También llevaba un poncho y una falda. Además de un corazón rojo de tela pegado en el pecho. “¿Qué significa?”, preguntó Anita, emocionada. “Significa que tu muñeca tiene mucho amor en su corazón”. Desde ese día, Anita llevaba a todos lados su muñeca, jugaba y dormía con ella. La llamó Tesoro. Un día, mientras jugaba cerca al río, quedó impresionada al ver el resplandor de un arco iris, olvidando a su muñeca sobre una piedra. Al llegar a su casa y buscar a Tesoro en su canastita, no la encontró y quiso ir a buscarla, pero no pudo regresar debido a que ya era de noche. Al día siguiente lo hizo, pero no la encontró. Tesoro había sido hallada por un anciano que tenía una casa de antigüedades. Él la colocó al lado de dos peluches; un osito y un león. En ese lugar había ocurrido algo mágico; los peluches tenían vida. “¿Cómo te llamas, muñeca?”, le preguntó uno de ellos, “Mi nombre es Tesoro”. Y ella empezó a contar su historia. “Nosotros te ayudaremos a buscar a tu dueña, Anita”, propuso el león. Y una mañana, muy temprano, salieron los tres amigos en busca de la niña sin saber que iban a experimentar muchas aventuras. Después de caminar un largo trecho en la calle, descansaron. Tesoro y Leo lo hicieron bajo un árbol, mientras que el osito se quedó dormido en los rieles del tren. Tesoro, al escuchar el ruido del tren y al darse cuenta de la ausencia de dormilón, alertó a Leo. Ambos corrieron a salvar al osito. “¡Levántate!”, gritaban logrando así salvar a Dormilón. Y el cuento prosigue con el osito, cantando y contando su historia. Dormilón nunca pudo olvidar a su querido amigo, Josesito. Los tres deciden buscar a ese niño. Cuando lo encuentran se dan cuenta que este ya es un anciano. Había pasado mucho tiempo. Luego fue el turno del león; él les contó sus vivencias con su amigo Manuelito. Y también deciden ir a buscarlo. Cuando lo encuentran, este también ya es un hombre y se ha ido a navegar, pues es marino. Por último, los tres peluches encuentran a Anita, la compañera de Tesoro. Y ellos buscan la forma de ¿Cómo presentarse ante la pequeña? Anita, que se encontraba recogiendo flores, se detuvo al ver una rosa, fue en ese instante que se dio cuenta de que tres peluches estaban en el suelo, sobre la yerba. Uno de esos peluches era Tesoro. “¡Yo sabía que algún día te encontraría!”, se dijo.  Anita la cogió y la abrazó fuerte. ¿Qué pasó con los otros dos peluches?

El final del cuento es para imaginarlo.

Lo que resalta de este cuento, además de su enseñanza, es su estructura: cuentos dentro de un cuento. La vieja técnica de las cajas chinas. De una caja, una historia, de otra, una historia más, y todo va sumando para darle valor al cuento. Pero, claro, el valor está en el contenido: Historias de amor y compañerismo; de comprensión, de respeto al otro. ¿No es de eso de lo que carecen nuestras sociedades de hoy, enfrascadas en agredirse y no dialogar?

Pero no es el único cuento que resalta en el libro. Están: La niña con el don especial, El sastre y sus ángeles de la guarda, La sucesora, El príncipe corazón de hielo, etc. Algunos son de tendencia realista, otros de tendencia y cualidades fantásticas, pero todas con el afán de enseñar y superar algo. Hay lecciones que aprender, como en...

El príncipe corazón de hielo

Esta es la historia de un príncipe que por vivir en la abundancia y en la riqueza no sabía valorar el trabajo de los demás.

Así empieza este cuento de hadas que nos va a mostrar a su protagonista, un joven príncipe que, por abusar de su condición, va ser rebajado y expulsado del palacio por su padre, el rey, con el fin de que aprenda a gobernar.

“¿Padre, qué haces?”

Los guardias le quitaron al príncipe las joyas, la ropa y los zapatos finos que llevaba puesto y le dieron una ropa sencilla.

Ni las promesas ni las súplicas de su primogénito hicieron que el rey se retractara de su decisión.

En la calle, el príncipe empezó a dar órdenes pensando que le obedecerían pero la gente se reía, pensaban que estaba loco.

Al finalizar el día regresó a palacio para que le dejen entrar.

“¡Yo soy el príncipe, abran la puerta! ¡Padre, padre, ordena que me dejen entrar!”

Pero los guardias se reían.

Y así comienza su duro aprendizaje.

Primero durmió bajo el puente, al lado de un mendigo quien le ofreció un plato de frijoles y una manta roída. El príncipe lo rechazó.

“Muchacho, hoy tenemos frejoles, a lo mejor mañana no tenemos nada que comer”. Tuvo que aceptar. 

Segundo, tuvo que trabajar para comer, cargar canastas y llenarlas de pescado, pues cuando recurrió a sus amigos, también estos lo negaron y lo echaron de su lado.

Allí, trabajando, escuchó lo que la gente pensaba del príncipe: era un maltratador, un ser sin sentimientos.

Tercero, trabajó para un panadero cargando sacos de harina. En dicho lugar volvió a escuchar hablar mal del príncipe. “No queremos ni imaginarnos qué será de nosotros cuando ese muchacho con el corazón de hielo ocupe el trono de su padre”.

Cuarto, trabajó como ayudante de lavandería. Con su pago compró comida y la compartió con su amigo, el mendigo. Este le contó la razón por la que estaba en esa condición: había sido cocinero del rey y, además, había sido expulsado por el príncipe a causa de un pequeño error.

El príncipe, trabajando como ayudante del panadero, logró ingresar a palacio y ver a su padre que estaba enfermo. En esas circunstancias, logró ser perdonado por este y asumir sus funciones de gobernante. ¿Cómo lo hizo? Pues, para empezar, reparando todo el daño que había hecho a la gente que había conocido en la calle. Después hizo una fiesta, una fiesta a la que están invitados todos los que lean el libro… Allí podrán leer los otros cuentos escritos por la autora.

 

Como decía, la literatura infantil tiene diversas funciones: lúdica, estética, educativa, social, musical, etc. Pero la función educativa, cuando va con el gozo y el entrenamiento como lo realiza la escritora Liliana García Quiñonez, alcanza su magia, la magia de cambiar a las personas, y acercarnos a la esperanza.

 

Mil gracias a ella, y a todos sus lectores.

 

Jack Flores Vega

Lima, 26 de diciembre de 2023 

 


viernes, 3 de marzo de 2023

LAS FÁBULAS Y SUS PRECIADOS TESOROS, DE LILIANA GARCÍA QUIÑONEZ


 


Comentario sobre Las Fábulas y sus preciados tesoros, de Liliana García Quiñonez

 

Amigos y publico estimado que nos acompañan esta tarde, un gusto saludarlos

Voy a tener el honor de presentar el libro titulado las fabulas y sus preciados tesoros

 

Todos conocemos las fabulas, las hemos leído en el colegio o escuchados a través de alguien o algún otro medio de comunicación. Lo cierto es que este género tan riquísimo y tan popular nació hace más de dos mil años. Algunos dicen en Mesopotamia, otros en la India y muchos en Grecia, con Esopo. Lo cierto es que las fabulas, que al principio no se llamaban fabulas, nació para instruir, aleccionar, dar un carácter moral, pedagógico a las personas y niños. Estas historias de animales o dioses han acompañado al ser humano en su proceso de culturización, de civilización. Y ahora, en nuestra época moderna, con conocimientos más complejos, con conocimientos de las pasadas culturas, nos sigue siendo necesarias. Muchos lo buscan por ese carácter moralizante, pedagógico, esperanzados quizás, de que, en este mundo complejo, de atolondrada y vertiginosa globalización, estas fabulas nos salven y nos oriente y nos mantengan en lo justo y en lo bueno.

 

Y en lo justo y en lo bueno, y en lo divertido, yo agregaría, está este libro de la escritora Liliana García Quiñonez: Las fábulas y sus preciados tesoros. Sí, porque es un tesoro lo que ella nos da; un tesoro de enseñanzas y diversiones. Un tesoro de justicia, de amor, un tesoro para los niños, y para los grandes también, que buscan un tesoro para los suyos. Claro que las fábulas del texto de Liliana García son sui generis, únicas, porque son extensas, a diferencias de otras fábulas conocidas que son cortas, y están en verso o en prosa. Pero lo que comparte Liliana, con otros fabulistas conocidos son su deleite, su diversión, como son Iriarte, Samaniego o La Fontaine, grandes fabulistas que nos han dejado sus fabulas inmortales.

  

El libro de Liliana García se compone de 10 historias, empezando por el gallo altanero, un gallo joven que llega del extranjero, llega al gallinero y se comporta vanidoso…y soberbio frente al único gallo viejo. “No necesito demostrar nada. Yo soy un gallo fino y sé dónde está mi lugar”, afirmó desafiante el recién llegado. Hasta que sufre un accidente, y aun así el gallo viejo le ofrece su comprensión y ayuda.

 

Luego tenemos a Blanquita, la ternerita inteligente. Un relato tierno, de cariño y agudeza. La ternerita había desobedecido a su madre la vaca, pero luego la ternerita salva de un peligro a su madre, y ambas se reconcilian.

 

El ganso y su amigo el cerdito, una fábula de amistad.

 

Hércules el cordero negro, una fábula que alecciona a quienes juzgan por el color.

 

Todos somos iguales, que nos habla de la discriminación de género, del machismo; que por creerse que es macho ya merece más y subestima a la hembra.

Los burros encantados, un texto mágico que nos cuenta de la comunicación de dos burros con un niño, un niño que tiene la rara virtud de hablar con los burros, esto a la postre, le genera beneficios al chico y le permite salvar de un peligro a otros animales. Y también ayudar con la leche de la burra a los que se enferman de la piel, pues bastaba un baño con esta leche, y se curaba. 

 

Y llegamos a la parte más novedosa del libro: las historias de Clocló, una gallina que figura en cuatro historias, es decir una pequeña saga dentro del texto, si cabe el término. Es la primera vez que un personaje de fábula aparece en otras historias. Parecería las aventuras de Clocló, esta gallinita tan acicalada, tan especial, que almuerza con tenedor y cuchara, que se viste bien y que le gusta ayudar a otros, a pesar que los otros no son como ella.

He aquí cómo empieza:

En un país muy lejano y pequeñito, existía una granja encantada; lugar donde vivía una galli­na muy peculiar llamada Clocló.

Clocló era la encargada de la administración de la granja, siendo querida y respetada por ser una gallina muy inteligente y laboriosa, a quien le en­cantaba el orden y la limpieza.

 

Ajá, desde el principio de la historia, vemos cómo era Clocló. Cómo nos atrapa la atención diciéndonos de ella. Sigamos:

 

Todos los días, a las seis de la mañana, ella ya se encontraba lista para salir a dar su ronda ha­bitual. Se colocaba unos lentes grandes y redon­dos, cogía su chal con mucho cuidado, lo desliza­ba por su espalda y se lo ataba al cuello haciendo un lacito casi perfecto. Ella adoraba ese chal, no solo porque se lo había regalado su madre, sino porque era una herencia que había pasado de ge­neración en generación. Seguidamente, coloca­ba su cuaderno bajo su ala izquierda, y por últi­mo cogía su lápiz con la punta de su ala derecha.    

 

Qué bonita manera de narrar. Nos dice más acerca de Clocló. Y esta introducción termina así:

 

Clocló tenía un ritual que repetía todas las ma­ñanas al salir de su corral: miraba al cielo, daba un suspiro y decía:

—¡Bendigo este día con amor, y estoy segura de que el día de hoy será mucho mejor que el de ayer!

 

Y ya tenemos una imagen más clara de Clocló; la autora ha caracterizado muy bien a su personaje, tanto externa como internamente. ¿Pero esto es suficiente para que la historia sea buena? Noo, tiene que haber la oposición, el problema.

Y aquí viene una partecita del problema:

 

Era como un espectáculo para todos, quienes se reían y burlaban de sus hábitos tan distintos al de los demás, pero, afortunadamente esas burlas a ella no le importaban en realidad, debido a que era feliz con lo que hacía.

 

Pero aquí tampoco está todo el problema, sino que está en el hecho de que:

Clocló no podía poner huevos, no tenía pareja, porque los demás eran diferente de ella. No comían con cuchara o tenedor ni eran ordenados. Y como ella no podía poner huevos, entonces el dueño quería venderla.

¿Qué hacer? Hay que resolver el conflicto.

Cierto día un hombre baja de un camión y se esconde cerca de la granja, en la noche entra para robar los animales, y el dueño se da cuenta y se enfrenta. El dueño estaba a punto de ser derrotado, pero ahí interviene Clocló. Se mete en la pelea y ayuda a su dueño a espantar al ladrón. 

Por esta acción valiente, el dueño decide tenerla en su granja para siempre.

 

—¡Gracias, Clocló, me has salvado la vida, eres muy valiente! ¡Te cuidaré hasta que sanes, y te prometo que vivirás en esta granja por siempre!  

 

Aquí culmina la primera parte de la historia de Clocló.

 

En la historia siguiente tenemos otra vez a Clocló organizando un concurso de belleza. ¿Se imaginan a los animales desfilando? Aquí está la gallina mostrando sus dotes de organizadora.

En otra historia que se titula: La idea fantástica de Clocló. Ella tiene que solucionar problemas de varios animales de la granja, muchos de ellos insatisfechos. Clocló tiene una idea que hará que todos solucionen sus problemas a la vez, y se relacionen y hagan las cosas en conjunto.

 

Y en la última historia: Clocló se enamora. Así se titula. ¿saben cómo sucedió eso? Les cuento una partecita.

 

Era una noche tranquila como cualquier otra, cuando el sonido de una campana alarmó a to­dos los vecinos. Aquel sonido solo se escuchaba cuando algo grave sucedía. Y efectivamente, así fue. En la granja vecina se había producido un vo­raz incendio.

 

Ujú, ¿y cómo se produce el enamoramiento? Pues resulta que le encargan un animal de esa granja incendiada para que se quede en la granja donde vive Clocló, mientras reconstruyen la granja. 

 

Al día siguiente, después de la tragedia vivida, el dueño de la granja donde vivía Clocló, ingresó al corral de las gallinas con un gallo en los brazos, el cual había sido rescatado del incendio. Clocló y las gallinas, al ver llegar a su amo, se acercaron cuidadosamente.

 

Todas las gallinas miraban al extraño, algo im­presionadas y atónitas; pero en ese preciso instan­te, escucharon el ruido que hizo el cuaderno y el lapicero de Clocló al caer al suelo, lo que hizo que cambiaran su atención hacia ella, y más aún al no­tar que la gallina estaba como hipnotizada, quieta y en silencio; tanto así, que no se había percata­do de que sus cosas estaban regadas por la tierra.

—¡Hola, mi nombre es Gustavo! ¡Encantado, se­ñoras de estar aquí con ustedes! —fue así como se presentó, el nuevo compañero.

En ese momento, todas las gallinas salieron co­rriendo y solo quedó Clocló, quien se acercó a él y le dio la punta de su ala a modo de saludo.

—¡Encantada de conocerlo, Gustavo, yo soy Clocló! —dijo tímidamente y algo ruborizada.

Gustavo era un gallo muy peculiar, al igual que Clocló. Él llevaba un chaleco negro con una cor­bata estilo michi de color rojo, y completaba el atuendo con una camisa blanca que entonaba con su apariencia gallarda. Además, bajo el ala tenía un cuaderno de apuntes, y en la punta de su ala derecha sostenía un lápiz, al mismo estilo que la sorprendida gallina.

 

Pero hemos dicho que el gallo recién llegado iba a estar en la granja de Clocló mientras se reconstruía la granja incendiada, es decir, estaba temporalmente. Así que… ¿qué pasaría?

Aquí les dejo para que ustedes continúen la historia.

 

Acabo diciendo que Clocló me ha impresionado. No sería raro que aparezca de nuevo en un libro aparte. Creo que Clocló se lo merece.

Y también la autora, se merece un aplauso, por acercarnos a este personaje singular de las fábulas. Mil gracias.      

 

Jack Flores Vega

Huaral, 23 de Enero de 2023

martes, 4 de octubre de 2022

TERNURA Y CANTO LÍRICO ANDINO EN YAKURA WAYTITA DEL VIENTO Y LA LLUVIA, DE JAVIER PARIONA

 


Poesía andina

 

TERNURA Y CANTO LÍRICO ANDINO EN YAKURA WAYTITA DEL VIENTO Y LA LLUVIA, DE JAVIER PARIONA

 

 

Para nadie es un secreto que la poesía y arte andino ha venido en auge, en revalorización constante que hace que muchos lectores la busquen. Desde Arguedas, Killku Huaraca, Churata, que escribieron y defendieron el mundo andino, hasta la actualidad, hay un número creciente de bardos que han decidido escribir en su lengua nativa: el quechua. Otros no escriben en esta lengua, pero al haber nacido en una geografía andina, vuelcan su inspiración en idioma español, pero con hondo sentimiento de la tierra, de las manifestaciones de vida en que han crecido.

 

Dentro de esta última perspectiva se ubica el poemario de Javier Pariona, y su Yakura waitita del viento y la lluvia; un libro compuesto de veinte poemas largos y veinte poemas cortos. Todos de amor, de canto a la mujer amada, a la mujer compañera de su mundo andino. Lo que primero llama la atención es la estructura que le da a los poemas que como gotas de lluvia van cayendo sobre uno a medida que lo lee:

 

                           UNO

 

Eres la fresca mañana de la ciudad

                                                                 el agua

                                                                                 el fuego

                                                                                                   el viento

                                                                                                                      la tierra

                                                                                                                                       la lluvia

                       & formas bellamente un mar

                                                                             un río

                                                                                            un arroyo

                                                                                                                   una cascada

Eres la sulla que viene

      a acostarse dulcemente como una semilla

                                          sobre esta lliklla lliklla que cobija

                                                                                                           la flor de tu boca.

Eres la fragancia

                                         la brisa

                                                            que viene a abrigarme

                                                                                                            a arroparme de besos.  

 

Y el poema sigue desgranándose. Y culmina en una siguiente página en un poema corto:

 

Lluvia 1

 

Naces del campo

Con tu traje de lluvia

Villenita

 

Los poemas tienen, como podemos ver, palabras en quechua -y hasta una en aymara-. Y todo el poemario alude a la mujer que representa la tierra, el paisaje andino, la geografía del ande.

Otros poemas tienen otras formas, con letras mayúsculas o prosa, combinando, buscando siempre la manera de resaltar lo que siente. No cabe duda que hay una asimilación de otras fuentes modernas en su composición poética, pero siempre resaltando ese mundo andino huancavelicano que bien puede ser cualquier otro lugar del ande.

 

La escritora Daysi Saravia que comenta el libro dice: “nos trae un mundo andino mágico, bastante sensorial para impregnar los sentidos del cuerpo y bastante espiritual para traer consigo la felicidad.”

Y luego agrega:

“La cara opuesta de esta composición son los poemas breves denominados lluvia. Cada lluvia manifiesta la soledad del yo poético, sus carencias y tristezas. Y estas poco a poco se van menguando gracias al amor. La caída de la lluvia funge de renovación espiritual.”

 

También está el comentario de la poeta Patricia Tauma que también prologa el libro:

“Los poemas cortos están cargados de una intención significativa y discrurren como las gotas de la lluvia entre los poemas que tienen más extensión para darle vitalidad al poemario.”

 

Sin duda un arte paciente y laborioso en su elaboración, una apuesta por la creatividad y el amor al paisaje y mundo andino es lo que vemos en este bello poemario.

 

Yakura waitita del viento y la lluvia, de Javier Pariona, permanecerá en nosotros, en todos los que lo leen, lleno de ternura y amor, y como lluvia, irá mojándonos, tocándonos y hablándonos de ese mundo andino que nunca debemos olvidar. Su apuesta es generosa. Huancavelica tiene en él a un buen representante.  

 Lima, 4 de octubre de 2022

                                       Jack Flores

                                           escritor

viernes, 26 de febrero de 2021

ANALISIS DE LA OBRA LA LLUVIA Y LA VENDEDORA DE ANTICUCHOS, DE JACK FLORES


Análisis de la obra La lluvia y la vendedora de anticuchos, del escritor Jack Flores

por Gabriela Sánchez

El libro presenta 96 páginas y contienen los siguientes cuentos: Por una hormiga; Lucy, la mariposa que aprendió a volar; La culebrita vanidosa; La lluvia y la vendedora de anticuchos; Por unos cuyes; El arbusto con forma de osito panda; La felicidad de un lápiz, y El Gato sin botas. En la introducción el autor hace referencia a su niñez, y el cómo esta etapa de su vida es evocada en la adultez, gracias a la magia de la literatura, permitiéndole cobrar vida a personajes literarios.

La obra de Jack Flores contiene valores, y  todos los cuentos son didácticos; podemos encontrar en esta obra que existen seres humanos inanimados, ficticios, muy cercanos a nosotros, finamente dibujados por la creatividad del escritor. El libro nos invita a una lectura ágil y entretenida.

Este delicioso texto recoge y recrea la impresión infantil, la imaginería, fusionando la cosmovisión andina, y es cinestésica, provocando al lector su lectura; podemos imaginar los sonidos, percibir aromas de sus escenarios; además, el texto es descriptivo, y ello nos acerca mucho a sus personajes en el relato; tal es el caso de La culebrita vanidosa donde observamos un animal típico de la selva peruana: el caimán. Los personajes malvados o antagonistas de los cuentos de hadas, ya no son el lobo u otros occidentales, sino tendremos a personajes como dicho felino, engatusador y malvado, también observaremos a elementos de la naturaleza, como la lluvia, el cerro, el viento y otros; poseen voces y conviven de forma natural, fresca y espontánea con la gente de los pueblos.

Los relatos son ambientados en diversos escenarios: urbanos, en la sierra y la selva del Perú. Rescatan a personajes característicos de la tradición oral peruana y folklore como “anticuchera”, la niña vendedora de cuyes, etc. Encontraremos en este tipo de cuentos que son aleccionadores, los cuales contienen valores que se imponen, como la solidaridad, el amor, la amistad, la lealtad y la sinceridad, frente a la mentira, el abuso y la prepotencia; ellos se ven expresados en los siguientes seres, como Lucy, la mariposa que aprendió a volar, la culebrita vanidosa, y la hormiga. Otro tipo de cuentos abordan el ciclo de existencia, a pesar de su naturaleza infantil nos expresa el proceso cíclico de objetos tan pequeños e importantes como el lápiz, y su reciclaje.

Como integrante del Taller de Lectura Lúdica y Creación Literaria, saludamos este libro que aporta a la literatura nacional y deseamos muchos éxitos al escritor Jack flores en esta nueva entrega literaria.

Gabriela Sánchez

jueves, 24 de septiembre de 2020

LITERATURA ANDINA EN "CONFESIONES EN LA PLAZA", DE SABINO TINTA AYMA

 



Literatura Andina en Confesiones en la Plaza, de Sabino Tinta Ayma

 

 

 La literatura andina ha pasado por distintas etapas en el Perú. Desde la corriente indigenista que denunciaba la condición opresiva del hombre andino y pregonaba que solo por la educación el hombre andino podía ser incorporado a la modernidad, hasta el neo indigenismo de Arguedas, hecho patente en sus cuentos y novelas, principalmente en Los ríos profundos que buscaba acercarse al alma indígena y ensalzarla. Pero la literatura andina no se ha detenido ahí: hay nuevos exponentes, nuevas vertientes, nuevas visiones, como la literatura regional, en la que abundan autores, algunos con mayor o menor éxito, pero todos pugnando por hacer escuchar su voz, reclamando la revalorización de una cultura que aun consideran marginada, manipulada y asfixiada por los grupos de poder y centralismo latentes. A una de estas voces, insulares, pero no menos importante ni carente de talento, pertenece Sabino Tinta Ayma, natural de Cusco, hijo de una comunidad campesina, quien, con su relato corto Confesiones en la Plaza nos devuelve a lo mejor de la literatura andina: su espíritu, su lucha y su orgullo por una cultura milenaria que se enaltece en presentar.   

 

“La puerta se abrió con violencia justo a esa hora de la noche en que nos envolvía un sueño profundo. Aterrados por los bramidos tan espeluznantes los dos nos despertamos con enorme sobresalto.”

 

 Así empieza el relato corto, de tensión, de fuerza. Un campesino sufre el robo de sus ganados y en su intento por recuperarlos recurre a las fuerzas mágicas de la naturaleza y posteriormente, a los habitantes de la comunidad de Huertacancha, con quienes se dirige a la comisaria de la región. Hay una evidente injusticia que muestra el autor en su historia, un clamor de lucha y unión. Los comuneros se unen para hacer justicia con sus propias manos, se reúnen para protestar por el abuso de las autoridades, se imponen. Pero también hay mezquindad, venganza, deseo de hacer daño de un habitante de la comunidad al no lograr que el campesino asaltado le preste su toro semental, que es, a la postre, lo que desencadena todo el conflicto. Pero lo que da vida a este relato vibrante es su alma andina, su voz telúrica, que como río torrentoso, corre y zigzaguea por el paisaje agreste, por las pasiones humanas, por las costumbres ancestrales del Perú profundo. Es su visión, entonces, su visión desde adentro lo que resalta, algo que el autor conoce bien, al haber crecido allí.

 

“¡El apu Q’oyani es majestuoso y sabio!

¡Dios del trigo, la papa y el chuño!

Siempre venerado con fe sedienta, no solo por la misma gente que vivía en Huertacancha, sino por los visitantes que llegaban anhelosos de otros ayllus a descargar sus tropiezos y pecados. La gente que acudía a rendir reverencia ofrendaba con pago a la tierra, lo mínimo un cordero, un choclo, una papa, una espiga de trigo y hojas de coca que no faltaban.” 

 

El cerro tutelar, la apacheta, la hoja de coca están presentes en la vida cotidiana del hombre andino.

 

“Mi padre, en medio del viento que corría intenso,  que traspasaba hasta el poncho y la chalina, empezó a llamar con todas sus voces:

¡Wawqeykunaa! ¡Uyuriwaychis!

¡Kay tutan uywayta suwaruwanku!...”

 

Y luego, en otro pasaje, dirigiéndose al cerro, la mujer que se comunica con el apu Q’oyani, que lee las hojas de coca:

 

“-¡Taytallay, apu Q’oyani, han robado nuestros ganaditos –empezó a exhortar doña Casimira con la mano en el pecho y mirando fijamente al techo.”

 

Y luego la tensión en la comisaria, y el castigo que se da a los ladrones.

 

Pero el relato no solo muestra las vivencias, si no también que desarrolla la historia con tensión, con intensidad. Aquí una escena:

 

“-Toma mierda, ¿por qué has robado, dime?, ¿por qué?

En cada latigazo, los abigeos se doblaban como una arcilla y gritaban adoloridos pidiendo perdón. “

 

Impacta el relato, y su final, penoso, triste porque sucede a unos habitantes de la comunidad, acicateados no solo por la ambición, sino también por la sequía:

 

“En esos cortos minutos de mi sueño vi que en nuestra comunidad la sequia se había prolongado desde enero hasta agosto. Los cerros y los ríos ardían en llamas por el calor intenso; la papa, el trigo y el maíz crepitaban por la helada de diez bajo cero. La gente no tenia qué comer,…”

 

Es un relato corto el que nos muestra Sabino Tinta, en Confesiones en la Plaza, pero intenso; ahí ha condensado el drama del hombre andino; su alegría y su pena y sus costumbres, aun vigentes. Y nos conmueve ese drama porque también es nuestro, pero sobretodo, nos conmueve por la manera cómo lo cuenta, cómo nos lo hace vivir; tiene una naturalidad, una fuerza. Parecería que allí no hay técnica, pero no nos engañemos sí la hay, empezando por quien cuenta la historia: un niño, el hijo del hombre asaltado. Eso le da un mejor acercamiento a los hechos.

 

Y hay más recursos técnicos, pero eso ya ameritaría otro comentario. Por el momento, leamos a Sabino y su apuesta andina, su sincretismo cultural, su gozo al mostrarnos una literatura de gran alcance.

 

Lima, 23 de septiembre de 2020

 

Jack flores Vega

 

 

lunes, 14 de octubre de 2019

NANOCUENTOS, DE ARMANDO BRAVO




NANO CUENTOS, DE ARMANDO BRAVO. MINICUENTOS TRÁGICOS



A estas alturas, en el Perú, creo que nadie ya desconoce el término y el género del minicuento, el cuento pigmeo, la microficción, o el nanocuentos, como lo dice ahora el escritor Armando Bravo. Todos, en algún momento, hemos leído estos minicuentos en revistas, en libros, y hasta en páginas de internet. Y estoy de acuerdo con lo que dice el autor en el prólogo: el género es antiquísimo; aunque eso, muchos en el Perú, lo hayan olvidado. Pero creo que todos, cuando escuchamos el término minicuento, hacemos referencia a los grandes difusores del micro cuento, como el guatemalteco Augusto Monterroso, o como el mexicano Juan José Arreola; pero principalmente por Monterroso y su ya célebre dinosaurio: “Y cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí.” O este otro también del mismo autor: “Hoy me siento un Balzac, estoy terminando esta línea.” Y creo también que en algún momento, todos hemos intentado escribir o escrito un microcuento. Esto, en la literatura peruana, es notorio, pero lo que no es notorio es que algún escritor peruano llegue a publicar un libro de microficción. Recuerdo a uno de los cultores del minicuento, a mi amigo, el escritor del Cuzco, Mario Guevara, quien luego de un viaje a México, donde pudo leer y darse cuenta de la enorme difusión del microcuento en obras personales y de antologías, llegó a publicar su propio breviario: “Matar al negro”, libro jocoso de microficción. Recuerdo uno de ellos: “Brichero: Después de agotadoras jornadas de placer, el amor que le profesaba se había diluido. Pero la gringa (una lágrima se deslizaba por la sonrosada mejilla) estaba firmemente convencida que él volvería. Aunque la posdata de la carta decía: ‘Amor mío, sólo me llevo quinientos dólares, porque te quiero'”. Recuerdo también a la profesora italiana Giovanna Minardi quien llegó a publicar una corta antología de cuentos pigmeos latinoamericanos. Posteriormente publicó otro libro también, más exhaustivo: la Microficcion nacional, cuentos breves de escritores peruanos. Ahí había cuentos desde César Vallejo hasta escritores actuales. Y es que muchos, en Lima, se animaron a escribir para estar en la antología de la profesora italiana. Esto causó revuelo e interés por el género. Lamentablemente esto no ha culminado en un germen de publicaciones de libros de microficción. Tiempo después, un joven escritor, estudioso de la microficcion, llegó a publicar otra antología y una revista dedicada al género: Plesiosaurio, que incluía a escritores de diversas nacionalidades, algunos, muy reconocidos y diestros en el género. Él, Rony Vásquez Guevara, de Lima, llegó a organizar eventos, y hasta ahora se mantiene como solitario difusor y estudioso de la microficción. He aquí uno de sus minicuentos: “cuento de terror: Y cuando despertó todavía seguía siendo un cuento”.  Rony Vásquez también llegó a publicar un libro de antología de microcuentos, esta vez un libro voluminoso de más de 200 páginas. Muchos escritores peruanos están ahí, vivos y no vivos. Pero repito, muy pocos han publicado un libro de microcuentos, a lo mucho se han hecho una que otra antología, como si el género del microcuentos se resistiera a crecer aquí, como sí sucede en otros países vecinos. Ahí tenemos a Galeano, o a esa hermosa antología de Armando Epple, calidad de microficción, o esa de Borges en unión con Bioy Casares. Por eso sorprende encontrar a un cultivador del microcuento en Huancayo, lejos de las grandes urbes, presentando su libro de microficción: Nanocuentos. Y lo que llama la atención en sus textos es la precisión de la frase, la brevedad y variedad temática; se ve que ha trabajado con paciencia. Una muestra:
 Damocles
Sobre mi frio cuerpo pende un hilo….sostenía la espada.
Otro nanocuento:
RH
El apasionado roce de esos labios en su cuello la enervaba. Desfallecida, le preguntó su nombre: “Nosferatu”.
Pero lo que más resalta en el libro son las alusiones a la muerte.
He aquí uno:
Premonición
Supe siempre que para morir tendría un sueño premonitorio. Hoy, por más esfuerzo que hago, no logro despertar de ese sueño.
Pero también hay textos con guiños a escritores, como este:
Turista
¡Pobre de mí! Llevo como única guía para este Paris ignoto, la Rayuela de Cortázar.
Y también hay nanocuentos que son de crítica,
SS
Amaba realmente al hijo que tuvo con la bella judía. Pero ese día era su deber hacerlos marchar en el tren que los llevó a Auschwitz.
Y este último:
Compasión
Compadezco sinceramente a los dioses –a todos-, porque no tienen potestad sobre la maldad humana.
El libro abunda en más textos breves, de distinta índole; sería una tragedia no leerlas… o peor aún, sería una mezquindad ignorarlas... en la brevedad de nuestra existencia.
Felicito al autor por este libro de microficción, que sin lugar a dudas, lo pone como un referente aquí en Huancayo, y como otro de los pocos autores de libros de microcuentos en el Perú.
Gracias.
Jack flores

25 de junio de 2019 

domingo, 21 de octubre de 2018

EL DESAMOR, LAS BOTELLAS Y LOS HOMBRES EN LA NOVELA "PECADO", DE KEN SÁNCHEZ



El desamor, las botellas y los hombres en la novela Pecado, de Ken Sánchez

 Hay novelas que nos sorprende, novelas que nos sacan de nuestras casillas y nos llenan de interrogantes. Novelas que sorprenden por su estructura, su lenguaje, su ambición. Novelas que marcan un antes y un después, que abren nuevos horizontes. Pero también hay novelas que sorprenden porque se apartan de la corriente, del canon literario predominante en un país. Para el caso que nos toca ahora, la novela Pecado, de Ken Sanchez es algo insular en la narrativa peruana. Y no solo la novela, creo que hasta su autor es insular. Ken sanchez ha venido desarrollando una narrativa bastante apartada de lo predominante en el país. Si bien su primera novela es de corte hiperrealista, allegada al realismo, es esta exageración  del realismo lo que la hace singular.
Hay que recordar que el realismo buscaba analizar, cuestionar la sociedad, denunciar los males. Pero no es esto lo que vemos en la narrativa de Ken Sanchez. ¿Estaría más cerca de la corriente Naturalista? El Naturalismo deriva del realismo, lo exagera, y busca explicar los comportamientos del ser humano, describir el entorno social y derivar las leyes que rigen la conducta humana. Para esto el naturalismo describía ambientes sórdidos, situaciones de pobreza y marginación. Aquí sí hay coincidencias con las historias y los personajes de Ken Sanchez, pero tampoco se puede adscribir su obra a la corriente naturalista. Él no busca cuestionar, descubrir leyes, denunciar, arremeter contra el poder, no. Solo busca mostrar. Crear su mundo paralelo donde el amor y el desamor, y la bebida, por supuesto, son desencadenantes de una variedad y complejidad de tragedias que él, solo busca mostrar. Solo busca contar bien una historia.

El escritor español Antonio Azorín decía sobre la novela: “Escribe prosa el literato, prosa correcta, prosa castiza, y no vale nada esa prosa sin las especies de la gracia, la intención feliz, la ironía, el desdén, el sarcasmo.”   

Y tiene razón Azorín. La prosa, la historia  no vale nada sin estos elementos que le dotan de poder de persuasión, de verosimilitud. Y muchos de estos elementos están presentes en la novela de Ken Sanchez, Pecado. Veamos uno de estos elementos.

La historia empieza con el protagonista Juan, que estudia con Julia, y ambos al hacerse adolescentes se vuelven pareja. Esto ocasiona la ira del padre de Julia quien los separa. El protagonista, incapaz de soportarlo, se hunde en la bebida, y para sobrevivir se vuelve reciclador. Y entra en ese submundo donde conoce a Elisa, cuya historia termina trágicamente. Luego conoce a Elizabeth, quien lo llevará a otro destino trágico. Pero antes de este hecho se reencuentra con Julia, quien ya adulta, vive alejada de sus padres y en una situación terrible. La historia se intercala con Julia y Elizabeth. Y es aquí que la trama, aparentemente simple, tiene distintos enfoques para mostrar; empezando por la madre del protagonista que es la que empieza la historia:

 -¡Te dije que te iban a matar!
La frase de la madre salió con dureza de su garganta al ver el cadáver de su hijo tendido en la cama del hotel donde tantas noches él había albergado sus pasiones.
 Y luego cambia el punto de vista. Ya es el protagonista el que cuenta:
Hacía memoria. Su alma atormentada empezó por recordar desde el día en que recibió la carta de Julia, carta que fue para él como una puñalada que lo condenó a mil desavenencias.
 Y el relato prosigue con ese punto de vista del protagonista y no se percibe en qué momento cambia a un narrador omnisciente:
Sin importarles nada e ignorando el cansancio, la sed, el sueño, el hambre; sin rendirse ante esas desavenencias, juntaron sus alas en un sueño donde sembraron mil ilusiones en aquel barrio donde se les vio crecer. Hasta que la noticia llegó a oídos de su padre.
 Y no solo cambios en el punto de vista del narrador tiene la novela, sino también mudas en el tiempo y en el espacio.
De narrar la historia en un tiempo presente, pasa a un tiempo pasado. Y viceversa, juega, cambia. De estar en Huarás, donde empieza la historia, pasa a Los Olivos, el centro de Lima, y así, cambia.
Y también tiene cajas chinas; las técnicas narrativas antiquísimas.
El protagonista conoce a otra mujer y esta mujer cuenta su desgracia. Cada personaje importante que aparece en la novela tiene su historia. Lo cuenta el narrador omnisciente que lo sabe todo, y lo cuenta el protagonista por su propia boca. Se intercalan las historias, lo cual nos da una riqueza del conocimiento de la historia.

Además de eso la novela tiene incrustaciones de poemas:
“Hundido en su tristeza seguía asistiendo a clases cada día más taciturno, misterioso y más solitario, enredado en su mundo.

Desde
mis ojos
canta la alborada
llamando con mis oídos
a la tristeza,
unos sentados
a tomar una taza
de silencio
caminando
el río
que llora
en mis labios.

¿Quién escribe el poema? ¿El protagonista? No parece, más parece que lo escribe el narrador de la historia.
Bueno, pero no solo hay poemas, también hay una carta, una carta de desamor:
Julia, la primera amada del protagonista, alejada de él, por presión de su padre, después de tiempo, le escribe: 
¡Hola mi amor!
A esta hora ya estarás dormido, son tres de la mañana, me encuentro envuelta bajo el silencio de mi alcoba repasando mis pensamientos que no me dejan dormir; me echo queriendo soñar, pero apareces tú invadiendo todo mi ambiente.
Decido escribirte quizá la última carta que haga para nunca jamás olvidarme, ni siquiera la muerte podrá matar éste cariño que tengo.
Tú ni te imaginas lo mucho que me cuesta escribir, estás en el sueño más profundo de mi ser; no sé qué estarás haciendo, tal vez durmiendo como un bebé recién nacido, mientras que yo no he pegado ni una sola pestaña.
 Esta es la manera que tiene de narrar Ken Sánchez, que ha desarrollado Ken Sánchez; es su estilo personal, original, reconozcámoslo, y aplaudámoslo. 

La novela, pues, empieza con la madre, y termina también con la madre, quien ha leído la notica del periódico y ha acudido al hotel. Aquí también Hay una incrustación: la noticia de un periódico.
Otro elemento del estilo de narrar del autor.
Esta es, a mi entender, la mejor novela de Ken Sánchez. Por estructura y por recursos. ¿Y la temática? La temática viene con el amor, pues, y con el desamor. No hay que olvidar que en la narrativa hay tres grandes temas para tocar: el amor, la vida y la muerte. Ken Sánchez, acertadamente, ha tocado el amor.

Le comentaba a un amigo que sería un pecado no valorar esta novela, no leerla; y sería un pecado mayor no acompañar a Ken Sanchez en la formación de su talento, en la construcción de su talento, en la construcción de su mundo literario, mundo al que él nos invita, al que él  quiere que nos fijemos; tal vez así comprobemos que aun en los seres marginales, en sus desgracias, en su laberinto de pasiones y miserias avistemos también llamaradas de amor, de sacrificio.

Gracias, Ken, por la excelente novela.

Jack flores vega

Lima, 26 de septiembre de 2018