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miércoles, 5 de julio de 2017


EL RECICLADOR DE ALMAS, CUENTO DE DANIEL GUTIERREZ VENTOCILLA


¿Comentar un cuento? Sí, porque no. En la variopinta sociedad en que vivimos hay escritores que con el afán de poner el libro al alcance del lector, recurren a diversas estrategias; una de ellas es publicar cuento por cuento lo que, tradicionalmente, se podría publicar en conjunto. Es un recurso válido, si se tiene en cuenta que el texto es bueno, y que el lector o los lectores son alumnos de un colegio estatal –con las conocidas carencias de costumbre y dinero para comprar un libro, y hasta con las prohibiciones por parte del director o docente encargado de un colegio o un plan lector. En lo que atañe a este cuento –y otros-, puedo decir que El Reciclador de almas, del escritor tarmeño Daniel Gutierrez Ventocilla exhibe una sencillez y grandeza en su resultado; su cuento convence, persuade, llega al alma del lector, y, lo que es más importante, lo vuelve un enamorado de la lectura; y hay más todavía –tratándose de un autor-educador-, su cuento motiva, enaltece, engrandece el alma del pequeño lector. Eso es lo que me sorprende. ¿Por qué? Porque muchas veces un texto narrativo dirigido a niños y adolescentes tiene una enorme carga pedagógica, opacando a la parte estética y lúdica del texto. Se insiste bastante en la moraleja, en la enseñanza, olvidando que un texto, de por sí, nos va a decir algo, nos va a mostrar algo. Y lo que se prefiere –tratándose de adolescentes- es que los lectores saquen sus propias conclusiones.   
Para el cuento que menciono ahora, El Reciclador de almas,  tiene por protagonista a un niño, enfermizo, recluido en su casa, que sale solo para conocer al reciclador, un personaje que acumula trastos y negocia con estos. Pero el reciclador no es un personaje cualquiera, es un hombre sabio, que enseña al niño, lo motiva y trabaja con él en común, enalteciéndolo. El relato tiene también historias internas, leyendas muy bien hilvanadas que aportan a la grandeza del texto en conjunto.
El argumento es sencillo: Un niño que tiene una enfermedad incurable, que no va al colegio y es atendido por una enfermera que lo visita, incluso al colegio, para hacerle tomar las pastillas. Como se niega, lo asusta con llevarlo con el reciclador:
“-Si no obedeces, te llevaré con el reciclador –amenazaba.
No le hacía caso, pero cuando empezaba a jalarme hacia la salida, ahí recién le creía y entonces obedecía porque todos los chicos sabíamos que ese viejo desdentado vendía a los niños desobedientes luego de pesarlos por kilos… ¡Ah!, y si ponías resistencia, te fumigaba con su aliento y caías patas arriba como un insecto.”
Finalmente, por una pelea, el niño es expulsado del colegio. Y en casa, mientras su madre se va a trabajar, se pone a dibujar caritas de niños: “…en el exilio en que me encontraba resultó ser una buena idea.”

Luego sucede la proximidad del cumpleaños de su madre, y ante la falta de dinero, el niño busca al reciclador. Este lo encara: “si conviertes cualquier objeto en una herramienta de trabajo, serás útil en la vida…”. Y lo somete a otras pruebas, y le cuenta historias que lo aleccionan. Solo al final nos damos cuenta de la verdadera y dramática situación del niño, y lo que realmente eran la mamá y el reciclador… ¡Emocionante! Una pequeña obra bien trabajada, con técnicas narrativas similar a las cajas chinas, además de una prosa sencilla y un contenido enaltecedor. Felicito al autor por su imaginación y fantasía, y por su destreza para escribir con sencillez. Tarma y los educandos –y todos que aman la literatura- necesitan más de esta calidad de textos.

Lima, 5 de julio de 2017

Jack flores vega 

martes, 24 de enero de 2017

ASÍ TIENE QUE SER O LA MODERNIDAD SIN HÉROES, EN LOS CUENTOS DE JACK FLORES


“Así tiene que ser” - o la modernidad sin héroes en los cuentos de Jack Flores Vega
Acaso seremos el medioevo de una futura modernidad, reflexionaba Octavio Paz, pero el medioevo que nos acoge no está como antes lleno de caballeros, de princesas y de gestas. Los tiempos han cambiado bastante desde la “Morfología del cuento” publicada por Valdimir Propp; la globalización ha homogeneizado a todos; tanto a los escritores como a los personajes. Hay escasez de héroes, y más bien pululan una especie de anti-héroes. Nada de eso incluso nos conmueve, a pesar de que forman parte de nuestros actos y limbos cotidianos.
En ese marco aparece Jack Flores con “Así tenía que ser”, su nuevo libro de cuentos, esta vez dirigido a un público adulto, cuyas historias, fruto de su destreza narrativa, nos presentan una lánguida atmósfera en la que sus personajes intentan materializar sus diferentes planes de vida; estos intentos, son descritos con esa habilidad que Jack nos ha sabido entregar desde sus primeros libros.
Jack Flores Vega ha venido publicando libros de cuentos, como “Lecciones para un suicida”, y “La casa de Arguedas”, dirigidos a un público adolescente, e incursionó con acierto en la literatura infantil con “El gallito que leía periódicos”, además de una novela corta “Diario de Batalla”. Por esa fecha surge, entre las gratas tertulias y encuentros literarios, la intención de Jack de publicar una novela de contenido más serio. Luego de leer los cuentos presentados en “Así tenía que ser”, algo me dice que Jack se encuentra muy cerca de lograrlo.
En el primero de los cuentos, “Vidas extrañas”, el Dr. Fausto busca refugio en su clínica odontológica para olvidar su reciente y trágico divorcio y de todos sus sueños truncados, distrayéndose con las historias de sus clientes y amigos. El cortejo de Fausto a su asistente Marlene nos rememora esa maestría narrativa de Flaubert (como todo buen escritor Jack es un buen lector, y esa acumulación de técnicas se demuestra en sus obras). Aquella escena del hipódromo, que se enlaza con el final del cuento, no dejará a nadie impasible.
Los siguientes cuentos: “De todo” y “En la ventana” son apenas una muestra de lo que esperamos ver en la prometida novela que prepara Jack, dos historias rescatadas de la cotidianidad por el escritor. La literatura, a decir de Octavio Paz, está enamorada del instante, tanto así que lo perenniza. Una pollada de barrio y las maromas para llegar a fin de mes, y de paso intentar trascender por encima de lo común, sinónimo de lo “real”.
En “Pobre Ballena” Jack luce esa habilidad que ya le conocemos desde sus primeros libros. La narración en segunda persona es precisa, y casi logra lo que uno busca cuando se anima a escribir cuentos: construir personajes que parezcan reales, hasta el punto de hacernos sentir parte del momento narrado.
De acuerdo a algunos detalles y por el manejo de sus argumentos (“episódicos”, según Aristóteles pero acertados en narrativa al fin y al cabo), podríamos considerar tanto a “Una noche en Huancayo” y a “La telenovela” como dos relatos de cierto corte fantástico.
Pero es el cuento “Así no tenía que ser” el que nos muestra la nueva veta que Jack abre con este libro y de seguro desarrollará en su próxima novela. El abogado Martín Ramos Ponce ve sus ilusiones deformadas y no tiene más que aceptar esa realización bizarra de sus deseos ( “Ay del que realiza su deseo”, nos alertaba Martín Adán); esa “resignación” es ahora típica de la nueva fauna literaria. Inclusive los personajes de Ribeyro eran más una especie de caballeros retirados y no ganaban gestas sino apenas sobrevivir.
El último pero no menos simpático de los cuentos, “Así tenía que ser” narra de igual manera la resignación de Álvaro de seguir adelante en una relación al no poder estar con Ángela, la hermana menor de su reciente pareja. Precisamente son las conversaciones que se sostienen en los textos de Jack las que van revelando incluso hechos y motivaciones (visos de Hemingway y Reynoso) que al final desencadenan contradicciones en el pensar y el accionar de sus personajes.
Mientras se iba modelando este artículo, surgieron varias discusiones en torno a la necesidad y/o trascendencia de los diálogos (aparentemente triviales ) en los textos narrativos. Nada que Wittgenstein o Van Dijk no hayan intentado resolver desde los campos de la Linguística y la Filosofía. Recordemos entonces que sí, que al final los diálogos cotidianos alcanzan mayor trascendencia que los entredichos académicos por estar más relacionados con el mundo real.
¿Cómo tienen que ser las cosas? El libro de Jack Flores me trajo a la mente las palabras del patrón en “El sueño del pongo”, de José María Arguedas, y como hemos visto en el análisis de algunos cuentos suyos (justo aquello que nos captura y nos divierte) la cosas para los personajes de Jack no salen nunca así como tenían pensado. Las cosas son (o no son) como son, (pero cuidado, dijo platón) o como deberían ser (o haber sido, otra vez Aristóteles) siempre en manos de los escritores. A leer, pues.

                                                                                                                                  Elio Osejo

                                                                                                                                         Escritor 

jueves, 12 de enero de 2017

CONVERSACIONES CON EL MAR, POEMARIO DE TEOFILO VILLACORTA CAHUIDE


CONVERSACIONES CON EL MAR, DE TEÓFILO VILLACORTA CAHUIDE



Hay artistas que son multifacéticos, que abarcan distintos campos en el cual manifestarse, y que, sorprendentemente, lo hacen bien. Claro, en algún campo descuellan muy rápido, en otros campos el proceso es lento, como si necesitaran catalizar distintas fuentes de energía; sobretodo si es energía o inspiración que viene desde el mar. Teofilo Villacorta Cahuide, o simplemente Cahuide, para los amigos, es profesor, narrador, pintor –género en el que descuella desde hace lustros- y también poeta. Autor que poco a poco ha ido incursionando en el difícil arte poético hasta hacerse de una voz propia y de un dominio estilístico ganado a pulso. Es una especie de Tola del pueblo, que no contento con regodearse con la pintura, lo hace también con la poesía o la narrativa. Su última producción poética Conversaciones con el mar, es un conjunto de poemas inspirados en su natal Culebras, su puerto frente al mar; de ahí evoca sus vivencias como pescador, y sus pasiones y temores:

Culebras, cuando te derriben las horas crudas
Como el viento de filudo cuchillo
Como estaca loca arderá la pena en mi pecho.
Tus aguas de sangre hervirán
En las fosas abiertas de mi cuerpo
Y mi alma se perderá
En la oscura senda de la noche.

El libro es una evocación, una remembranza a esa parte de su vida, una especie de paraíso perdido a la que el autor tiene que recurrir para no sentirse desarraigado. Y habla con el mar:

Desde este añoso muelle
Donde las olas golpean desesperadas
Pienso y hablo con el mar
Pienso en los ríos que lavaron mi sudor juvenil
Llevándolo hasta la marea más alta de la memoria
Y siento como si volviera a nacer
De los desastres del alma
En las mañanas abandonadas
Entre huesos rescatados de un naufragio.

Evoca el mar, la hermana, la hija, la mujer; a esta última nombra más en los últimos poemas del libro,

Hoy que vuelves como las blancas olas
Impulsada por el tiempo
Mis ojos han esculpido tu cuerpo
En la fría sombra del recuerdo
Y has danzado en mi pecho
Con esa pena irrebatible
Con la que un día cortaste mi alegría.

En otro poema nos vuelve a decir:

Si pudiera reproducirte miles de veces
Con la alegría de aquel verano inolvidable
En que exploré la mansedumbre de tu cuerpo
Haría con mi carne tu nueva imagen
Para llevarte siempre conmigo.

Haría una ciudad con un fragmento de tu nombre
Y tu corazón sería el árbol religioso
Que multiplique sus hojas en cada oración.

Si pudiera reproducirte miles de veces
Haría con mi sangre un impetuoso río
Para que la flor de tu cuerpo vuelva a brotar.

Con un ritmo pausado, como olas que se acercan a la orilla, el poeta va desgranando sus versos y vivencias, evocando su mundo frente al mar, conversar con este sobre el amor y los sueños.

Conversaciones con el mar, del artista multifacético Teófilo Villacorta Cahuide tiene, pues la singularidad de ser un poemario cuasi autobiográfico, donde se ve la mano diestra del autor, el uso personal de la metáfora y las vivencias casi, casi, nostálgicas.


Felicito a Cahuide por este nuevo logro y su consolidación como poeta de aire marino.
Un abrazo.

                                                                                                                                        jack flores vega


                                                                                                                Lima, 12 de enero de 2017