Novela del feminicidio
UN ALIENTO EN EL OCASO, DE CARLOS
RENGIFO
Leer o enterarse de la aparición de una novela sobre la violencia
política no es algo raro en el Perú, dado su historial apocalíptico reciente.
Pero leer una novela de la violencia feminista,
a pesar de la fuerte connotación machista
en nuestra sociedad, sí es algo raro en el país, porque generalmente no se
escribe sobre ella; peor aún, no hay una corriente literaria que abone a favor
de ella -en narrativa me refiero, porque en poesía sí tenemos casos, empezando
por la chica mala de la historia/ la que
le puso cuernos al marido….-. Pero volviendo al punto, cabría preguntarse,
¿por qué, dado el machismo y feminicidio imperante en los distintos estratos
sociales, no se tocan esos temas en la narrativa peruana? Quizás, para algunos
escritores sea un tema menor, no atractivo; o quizás se deba al hecho de que la
novela de la violencia, la de la guerra interna, ha monopolizado y opacado otros
temas. Sea cual sea la respuesta, el hecho es que tenemos a un notable narrador
que ha venido tocando este tema sin miramientos, obedeciendo quizás a sus
demonios sensitivos o su curiosidad literaria. El caso es que la novela “Un
aliento en el ocaso”, del escritor
limeño Carlos Rengifo, es una joya más de su producción, y en la que, me atrevo
a afirmar, exhibe sus mejores logros: un enorme poder de persuasión y un
talento narrativo solvente, lo suficiente para inmiscuirnos en esta tara y desenmascarar
lo que, a la postre, quizás sea la mayor muestra de análisis y consecuencias de
este mal imperante en la sociedad de hoy.
Pero no es una novela de denuncia, tampoco una novela de tesis, es una
novela de buena envergadura que se preocupa más de contar la historia, de
hacerla creíble, y regalarnos un momento de solaz, a la vez que nos inmuniza (aunque
sea temporalmente) contra este mal du
siecle de país emergente. “Una obra muestra, no demuestra”, es la consigna
que enseñan los manuales. Y así nos ha convencido el narrador con esta obra.
Luciana Valverde es una adolescente que se enamora de un compañero de
su colegio Matías, un muchacho de un hogar desestructurado, totalmente celoso
que busca controlar a Luciana.
-¿Por qué lo saludas? –me espetó entonces Matías.
-¿Qué? ¿Acaso no puedo?
-Eres demasiado coqueta –dijo-, se ve que te derrites por él. Me estás
faltando el respeto,
Luciana. No deberías hacerlo, y menos frente a mí.
Y luego la protagonista, que es la que cuenta la historia, nos dice:
No vi venir la transformación hasta que estuvo
aquí, tan oscura como inesperada, batiendo sus alas de intolerancia en un aire
enrarecido, difícil de respirar. Sin que nadie se lo pidiera, Matías de pronto
empezó a ser mi perro guardián, mi sombra, el gruñón que espantaba a todo aquel
que pretendía acercárseme.
Y el relato
va in crescendo hasta culminar con la muerte de la protagonista.
Con el personaje como alma en pena empieza la segunda parte de la
novela, y allí es donde el talento mágico del escritor nos convence de hechos
que, aunque parezcan inverosímiles en la vida real, son creíbles en la ficción.
Y poco a poco va hilvanando y reflexionando, cargándonos de sorpresa y
curiosidad por conocer el resto de la historia. Mágica, fabulosa, un regalo al
paladar, es lo que se podría afirmar al terminar de leer.
De este modo Carlos Rengifo ha mostrado una novela madura, de enorme
peso existencial, de magia narrativa e imaginación. Sin duda sus mejores
atributos novelísticos están comprendidos aquí. Un aliento en el ocaso se convierte así en una novela que todos
deberíamos leer, que todos debemos leer, desde adolescentes hasta adultos, y
desde adultos hasta el más allá, para comprender y cuestionarnos lo que somos y
lo que engendra esta sociedad. ¿No dicen que un escritor es una piedra en el
zapato para la sociedad, un espejo en el que otros ven sus rostros? Bien, sin
duda, el mejor rostro de Carlos Rengifo está aquí, veámoslo.
Lima, 18 de febrero de
2015
Jack flores vega