Cuadro en movimiento y otros poemas
Los poemas visuales de Rafael Miranda
Desde las primeras vanguardias históricas a comienzos del
siglo XX, el arte, la literatura se alternaban armoniosamente con elementos no
sólo de la realidad cotidiana sino que anunciaban la portentosa aparición de la
tecnología en los textos y otros soportes que el arte hacía de ellos para
evidenciar su presencia. Pensemos en los futuristas italianos que alababan a
las máquinas insuflándoles alma, corazón y vida. A los Dadaístas que hacían
collages con trozos de fotografías, y de los surrealistas apropiándose de los
estudios de Freud y proponiendo la escritura automática o utensilios de uso
domésticos elevándolos a la categoría de arte (como fue el caso del famoso
inodoro de Marcel Duchamp que inauguró el arte de nuestros días). Los lenguajes
se interconectaban y se plasmaban en todos los ismos que, de allí hacia delante, el arte no volvió a ser el mismo.
En Latinoamérica, las vanguardias de principio de siglo, con
su propia peculiaridad, hicieron lo propio.
En el Perú tenemos los casos de Carlos Oquendo de Amat,
Hidalgo, Juan Parra del Riego, Martín Adán, entre otros. Y ahora, aun en pleno
siglo XXI, tenemos a Rafael Miranda, abogado, narrador y poeta que ha poetizado
estas propuestas con un tono contemporáneo.
En sus textos se plantea la relación de música (rock en este
caso), la pintura, la escritura y la tecnología. Las palabras son el hilo
conductor que nos va a señalar a palpar estos objetos del dicente que va
expresando su malestar y sus grandes goces de la vida en cada una de sus
páginas.
El erotismo se manifiesta no solo corporalmente sino
visualmente, como si estuviéramos viendo una película que se discurre
lentamente, enfocando su atención en los íntimos recovecos del cuerpo; el
cuerpo femenino que lo metaforiza como una ciudad donde el sujeto poético
transita en su libre albedrío que le da su imaginación, no sin antes toparse
con la imposibilidad de un deleite total; para ello recurre a una utopía; y,
con renovada energía, nuevamente acomete para llegar a las cúspides del
éxtasis. Este impedimento que se le presenta, le da, a pesar de todo, más
fuerzas que van renovándolo a casa verso y, como el mito de Sísifo, continúa
hasta la extenuación. El yo poético manifiesta así, casi detalladamente, su
conflagración que produce el cuerpo junto a otro cuerpo, aflorando ese lado
oscuro animalesco que tenemos dentro. La libido emerge como un iceberg a la
superficie de la piel cuyo escenario es el cuerpo de la mujer, para ser más
preciso.
En esta fusión de cuerpo, arte y tecnología, como metáfora
se entiende, Rafael Miranda abre un camino hacia el mundo interior o a su mundo
interior y nos lleva a otra dimensión, a otra realidad. Sus imágenes, de cuño
surrealista y onírico, ahondan esta sensación de aquello que le fue muy caro a
los románticos alemanes: esa búsqueda constante de la quimérica flor azul que
el gran poeta Novalis evocaba en sus poemas.
Sensualidad y osadía hay en ciertos versos de su libro Cuadro en movimiento y otros poemas. Aquí un poema.
ODA A CHARLOTTE
Con tus manos
envuelves esta sinfonía de labios carnosos
dentro de mi pintura
¡OH! Charlotte
Te conocí caminando
encima de mi cuerpo
papel sonrisa
cueva de versos dorados,
dormiste en la
esperanza.
Mientras ella y yo
conversábamos sobre aquel cuadro que
nos mira
Tú descendías a las
profundidades de mi piel sumergida en
los brazos de maniquí
Como una pintora
expresionista que camina en mis sensaciones y emociones
Dibujada en tus ojos de color lila
Y jugueteando en mi
regazo que duerme en un beso sensorial
Eres el retrato de
pelusas eróticas recorriendo suavemente
los labios
de mi noche
húmeda
donde la poesía y la pintura se funden en gemidos y jadeos
que nadan suavemente en una
canción
Una canción de
piernas rojas con rayas en lencería negra,
que adornan mi
habitación
para terminar
devorándonos en un zarpazo de deseo.
Y
finalmente, este otro poema con el cual termino deseándole mayores éxitos a las
nuevas obras que Rafael Miranda nos tiene acostumbrado.
ESBELTA
Las nalgas del mar se posan en tus ojos
las palabras nadan en
sus olas.
El viento vuela al
viento y abre sus brazos que acarician mi mente
Stravinski se
desborda en tus labios
Mientras pintas el cielo en
luz
Una luz de estrellas que
se escucha en un bar un domingo por la tarde
La desnudez de las voces se pasean por Lima
Un vientre en flor
apacigua mi nostalgia
Alzo al vuelo con mis alas mojadas de presente y aterrizo
en tus muslos/ descubro la ciudad de parís.
Un parís que llevo en
tus piernas de invierno en Lima.
Un parís que nace de la espuma de sueños de poetas de vidrio
Un cuadro de Paul
Klee se dibuja en mi ojo izquierdo y en el otro ojo llevo dibujado otro
cuadro de Kandinsky
Y a través de los cuadros
veo el prisma del amanecer acerado
Mientras la vida cabalga su culo como una gran mujer sensual
sobre mi cuerpo
Yo pinto mi cuadro en tus pechos,
Y lo firmo con mi boca en tu pliegue.
Domingo de Ramos