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miércoles, 19 de noviembre de 2014

EL POETA QUE TOCABA TAMBOR, DE MAYNOR FREYRE


Novela sobre un poeta de la generación del 70 
EL POETA QUE TOCABA TAMBOR, DE MAYNOR FREIRE
                                                                            
Pocas veces he leído en la literatura peruana, un libro que entretenga tanto, un libro que es una mezcla de ficción y realidad -incrustaciones de hechos reales-, que es a la vez un homenaje y una especie de crónica –sin llegar a serlo-, y que tenga en su contenido una música de candombé, tambor y orixás; y un lenguaje y figuras cuasi rabelesianas. Sí, porque esa es la impresión que me da al leer la novela breve El poeta que tocaba tambor, de nuestro queridísimo amigo Maynor Freire, escritor de larga data. Sorprende que esta novela no solo sea un homenaje a un poeta y amigo de su generación, sino también una manera de ver el pasado, un recorrido hacia atrás de la historia de un grupo -la gloriosa generación del 70, aquella que hizo que la poesía peruana, el arte en general, tomara las calles, se desparramara y surgieran poetas incendiarios desde cualquier rincón del país-. Pero el libro no es una memoria –aunque hay atisbos de eso-, es un homenaje, es un canto de amistad, de camaradería, de sueños. Es una parte de la “historia” de un grupo poético, del cual, uno de sus integrantes, Manuel Morales, El poeta que tocaba tambor, está ya fallecido. Murió en Porto Alegre, Brasil, adonde había ido a vivir, enamorado de una mujer, y porque en el país “ser poeta es más difícil que levantar una mesa con los dientes, no se lo deseo ni a superman.” Y nos regala Maynor unos viajes imaginarios y reales hacia el Brasil, nos regala diálogos imaginarios y también reales, nos resucita a personajes de las obras de Jorge Amado y arma y desarma su baile, sus orixás para edificar la vida traviesa del poeta. Eso es lo que tiene de   novedoso este libro, mezcla de peruano y brasileño, mezcla de fantasía y color. Maynor hace un sincretismo, hay elementos de peruanidad y personajes brasileños, todos ensamblados para edificar su canto festivo al amigo, a la generación, al Brasil de Jorge Amado.

Por eso me metí en Salvador al rincón aquel donde se danzaban las músicas verdaderas afrobrasileñas, el candombe, los homenajes a Yemanyá que me entusiasmaron hasta romper mi abstinencia y luego meterme a bailar con una de las impresionantes negras, hasta que creo a causa del trago y la danza sufrí un repentino vahído y me desperté aquí a tu lado, en la Bajada del Pelourinho –le contaba a Manuel Morales.

 El autor dialoga con su personaje principal, juega con los hechos reales hasta transformarlos y hacer un recorrido fantasioso, festivo por la vida y obra del personaje –y en parte, por la de él mismo, por su época y la complicidad de la poesía y narrativa. Maynor Freire, con El poeta que tocaba tambor ha edificado un arte auténtico, ha puesto su sangre ahí y se ha puesto a bailar contagiado por el lugar donde el poeta Morales decidió radicar.  
Maynor ha tocado el tambor, conviene ahora que como retribución nos empapemos de este libro y le respondamos. Nuestro tambor también puede alcanzar a los oídos de él, de sus personajes, y celebrar. Es su ejemplo.
Y no podemos irnos sin decir unos versos del poeta Manuel Morales, inspirador de esta obra:  
                 Si tienes un amigo que toca tambor
                Cuídalo, es más que un consejo, cuídalo
               Porque ahora ya nadie toca tambor
              Más aun, ya nadie tiene un amigo
               ………………………………………………

Maynor, con su novela ha demostrado que sí es un amigo, y que el tambor lo tiene listo, para cuando la ocasión y la inspiración lo decidan. Bien por él y por todos los que amamos la literatura. Nuestra gratitud es imperecedera.
Salud. (con caipirinha incluida, aunque estemos lejos de Porto Alegre).

Lima, 19 de noviembre de 2014

Jack flores vega